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lunes, 5 de noviembre de 2007

Cortés en Toluca

Cortés en Toluca

Sin embargo, en abril de 1533, el propio Carlos V hizo merced a los naturales de algunas tierras para que pudieran construir su cabildo de indios y el pueblo de Toluca; las gestiones corrieron por cuenta del notable Pedro Cortés Coyotzin, cacique de Toluca, heredero de los que habían sido señores del reino matlazinca; y de Pedro Hernández y Martín Rivera, caciques de Metepec y de Ixtlahuaca, respectivamente. De esta manera coexistieron el corregimiento del Marqués del Valle, la Republica de Indios y sus tierras de comunidad.

Es de creerse que desde que la conquista del matlazinca subieron a los altos de Toluca sacerdotes franciscanos que iniciaron la evangelización; sin embargo, se reconoce como el verdadero apóstol toluqueño al insigne Fray Andrés de Castro, que llegó a estas tierras por el año de 1542.

Este santo varón nace en Burgos, España, estudia la Sagrada Teología en Salamanca y pasa a tierras americanas con Fray Jacobo de Testera. Aprendió inmediatamente la lengua castellana y después fue emplazado para catequizar a los matlazincas, cuyo idioma dominó rápidamente, a pesar de lo dificultoso de su gramática.

Este fraile llevó a cabo la construcción del templo de San Francisco y dedicó su vida entera a proteger y servir a los indígenas del Valle de Toluca. Escribió algunos libros en lengua matlazinca, los cuales desgraciadamente se perdieron.

Toluca, su título

Respecto al título de Toluca como ciudad, los estudiosos que se han dedicado a este problema coinciden en que ya desde la segunda mitad del siglo XVII se le mencionaba como ciudad; algunos dan la fecha del 19 de marzo de 1677 como aquella en que Toluca recibió tal categoría. Sin embargo, también están de acuerdo en que no ha sido posible encontrar la Cédula Real de la Corona Española en la que se dictó el derecho de la villa a elevar su categoría hasta el grado de ciudad.

Este problema se originó a partir de que, como Villa, podía seguir eternamente en manos de los marqueses del Valle, pero si ascendía a ciudad, la reclamaba la Corona y dejaba de pertenecer al Marquesado. Fue por ello que los Monteleón y Terranova litigaron siempre en contra de las pretensiones de los toluqueños que querían convertir su villa en ciudad. Esto lo confirma claramente el padre Betancourt en 1697, el profesor Javier Romero descubrió la Cédula Real que verdaderamente convirtió a Toluca en ciudad, pero que fue dictada por Carlos IV hasta fines del siglo XVIII.

Esto Significa, entre otras cosas, que Toluca estaba gobernada por corregidores que impuso el Marqués del Valle desde el siglo XVI hasta el siglo XIX; el propio profesor Romero da como fecha en la que cesó el gobierno de los marqueses el 14 de agosto de 1812. Por su parte. El señor Miguel Salinas afirma, basándose en documentos que localizó en el archivo histórico municipal, que el primer ayuntamiento de Toluca se erigió el 13 de diciembre de 1812, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 6º., capítulo primero, de la Constitución Política de la monarquía española, también conocida como Constitución de Cádiz; pero se instaló el primer ayuntamiento hasta el 20 de mayo de 1813 y funcionó solamente hasta fines de diciembre de 1814, en que fue abolida la constitución española. Volvió a funcionar el ayuntamiento en 1820, cuando, después de la Revolución de Riego, se instauraron nuevamente las Cortes de Cádiz, y con ellas el Colegio Constitucional.

Entre el 10 y 20 de octubre se llevó a cabo la acción de armas que conocemos como Batalla del Calvario y que por parte de los españoles dirigía el tristemente célebre Brigadier Rosendo Portier. La tropa insurgente, integrada en especial por indígenas del Valle de Toluca y mineros del sur, peleó bravamente, aunque al fin fue derrotada por la superioridad técnica y numérica del ejército virreinal. El Último punto en que se hicieron fuertes fue precisamente el Cerro del Calvario, donde Portier tomó prisioneros a 100 insurgentes, a los que bajaron encadenados por la calle de debía llamarse de la víctimas, hasta el centro de Toluca donde estuvo el convento de San Francisco. En ese lugar y sin formación de causa, los 100 prisioneros fueron verdaderamente masacrados, razón por la cual después de la declaración de Independencia, a la plaza se le dio el nombre de los Mártires. El propio gobierno virreinal reprobó esta acción criminal de Portier.

Independencia

Al erigirse el Estado de México, el 2 de marzo de 1824, se dictaminó por ley que siguieran funcionando como municipios, con ayuntamiento propio, todos aquellos que lo venían haciendo desde años anteriores, de manera que, automáticamente, Toluca comienza su existencia jurídica como municipio libre; en esos mismos tiempos sus autoridades tratan de remodelar la cabecera para convertirla en una autentica ciudad.

En 1827 el alcalde Luis Madrid esbozó un plan de transformación de Toluca, muy ambicioso, que incluía la remodelación del centro, aprovechando parte de la huerta del Convento de San Francisco, cuyos alrededores eran un desastre.

Toluca, capital

Esta transformación de Toluca se aceleró en virtud de un acontecimiento que fue crucial: el 12 de julio de 1830 y, con base en el Decreto no. 130 expedido por el congreso Constituyente en la ciudad de Tlalpan, Toluca se convirtió en la 4ª. capital del Estado de México. Este decreto ordenaba que el 24 de julio comenzara el traslado de los poderes, pero se dice históricamente que fue desde el día 17 cuando se firmó, por el referido Congreso Constituyente, el primer Decreto fechado en Toluca.

Fue una gran preocupación para los toluqueños el que pronto su ciudad adquiriese tanta importancia, ya que no se encontraba preparada para ello; se carecía de un local eficiente para albergar los poderes y aun de casas habitación para los empleados del gobierno. El edificio conocido como "Casa de Cortés" en realidad era un viejo y destartalado caserón donde por muchos años habían residido las autoridades virreinales y albergado a los presos. Este uso originó su casi total destrucción.

E. Toluca colonial

Durante la colonia, Toluca no pasó de los 8 mil habitantes y, según algunos autores, se le podía considerar solamente como una aldea o pueblo. Estaba formada por los 4 conventos: el se San Francisco, el del Carmen, el de La Merced, que estuvo destinado a los mulatos, y el de los Juaninos que manejaba el hospital; el resto prácticamente estaba habitado por los servidores de dichas instituciones religiosas; la gran población toluqueña estuvo regada en el Valle y las haciendas productoras de maíz y criaderos de ganado, especialmente vacuno y porcino.

Fue don Hernán Cortés el que estableció las primeras estancias de crías de cerdos y también el que originó la industria choricera que ha dado fama a Toluca desde la época de la Colonia. Los cronistas de aquellos días, como Jerónimo de Mendieta, Alfonso Ponce, etc., están de acuerdo en que desde el siglo XVII Toluca tenía ya fama por su tocinería, aunque también algunos vecinos se dedicaban a la curtiduría y a la fabricación de jabones.

Durante la Colonia, la ciudad de Toluca tuvo 146 corregidores, entre los que destaca el capitán Nicolás Gutiérrez Caballero, a quien se recuerda por algunas obras públicas que llevó a cabo en el ámbito urbano. El último fue don Agustín de Arósqueta, que inició su gestión el 11 de abril de 1810, precisamente el año en que se inició la Guerra de la Independencia.-

TOLUCA

TOLUCA

A. Prehistoria

Los numerosos huesos fósiles localizados por los estudiosos en el Valle de Toluca, Ixtapan de la Sal, etc., demuestran que, en la más remota antigüedad, en el municipio estuvo poblado por una fauna gigantesca común a todo el continente; no hay que perder de vista que la laguna de Lerma abarcaba una gran parte de la región y era propicia para la vida animal.

Todavía hace 10 o 12 mil años, existían en todo el altiplano de México las grandes bestias llamadas mamuts, por lo que es muy posible que las tribus que hemos llamado del "Hombre de Tepexpan" – cuyos restos se encontraban en las orillas de Lago de Texcoco- hayan emigrado también al territorio de nuestro municipio.

La presencia del hombre ha quedado ya comprobada históricamente: al estudiar las pirámides de Calixtlahuaca, el Doctor García Payón encontro que en la construcción redonda, que tiene tres edificios superpuestos, el más profundo de éstos es de origen otomí y pertenece a la misma época en que floreció Teotihuacan, unos pocos años antes de la Era Cristiana.

B. Fundación y primeros pobladores

Para el profesor Javier Romero Quiroz, todo el Valle lo poblaron matlazincas (los hombre de la red) y otomiés (los cazadores de pajaros), que fueron convertidos a la cultura náhoa en tiempos de los toltecas.

Don Lázaro Manuel Muñoz y el maestro García Payón, tomando como base los estudios del sabio italiano Lorenzo Boturini Benaduci, aseguran que los matlazincas llegaron al Valle en el siglo Vii y que fundaron Toluca y sus pueblos; como Calixtlahuaca, Tecaxic y la propia Toluca. El maestro Muñoz es más exacto cuando dice que fue el año 640, 5 antes de que los toltecas que se establecieron en Tula. Sin embargo, Aurelio Venegas y otros autores afirman que Toluca fue fundada por el chichimeca Xólotl al llegar a estas regiones, en 1120. Ello se debe a la idea de que los aztecas trataron de justificar sus conquistas argumentando que todos los pueblos que sometían eran hermanos, es decir, que sólo estaban juntando a la familia, Y entonces, con el tiempo llegaron a decir que de norte habían salido en su peregrinación las " Siete Tribus Nahuatlacas", y entre las que se incluía a los matlazincas.

Nosotros debemos dar como buena, por sus comprobaciones históricas, la de sigloVII.

Alvarado Tezozomoc, Alva Ixtlixóchitl y otros estudiosos indo-hispanos, coinciden en que los matlazincas llegaron a tener sus grandes ciudades, especialmente en Toluca, Tenango y tenancingo, sin por esto precisar cuál de las tres fue más poderosa. Aunque nahuatlizados, los matlazincas tenían su idioma especial que era el pirinea; pertenecieron libres hasta 1473, si bien aparecen como los aliados de los reyes Izcóatl y Moctezuma, a quienes acompañaron en sus conquistas.

C. Época Prehispánica

Los matlazincas y, en especial, los tolucas, tuvieron la desgracia de quedar en medio de dos grandes potencias militares: los aztecas en el oriente y los tarascos por el poniente. En 1473, cuando el Azteca Axayácotl decidió dominar a los tarascos, primero conquistó el Valle de Toluca, no sin antes vencer la firme resistencia de sus pobladores.

Los herederos de Axayácatl, Tizoc, Ahuízotl, fueron quienes consideraron el dominio mexica sobre todas las posesiones, pues además de Toluca conquistaron Tenango, Tenancingo y las regiones Otomí y mazahua del norte. A la llegada de los españoles, los matlazincas estaban sometidos a los aztecas, aunque eran más bien tratados como aliados.

Es muy digna de tomarse en cuenta la figura del último señor de Toluca, Chimaltecutli, quién después de luchar denodadamente contra los tarascos y haberlos detenido en las fronteras del reino purépecha, se alió con Axayácatl, al que hirió en una pierna, dejándolo cojo de por vida. Sin embargo, el tlatoani azteca pudo capturarlo y lo sacrificó a Huitzilopochtli en una de las grandes fiestas de Tenochtitlan.

Grandes grupos de matlazincas, algunos de Toluca, que no acaptaron la domininación azteca, se refugiaron en la región michuca, donde los acogió Tzitzic Pondécuare, rey tarasco que les dio tierra en medio de su región. Estos matlazincas fundaron el pueblo de Charo, en honor del rey que les dio asilo, al que de pequeño llamaban "Characu". Con el tiempo hubo confusión entre los historiadores por la existencia de dos matlazincas: el del Valle de Toluca y el de la región de Charo.

Afianzaron la dominación azteca sobre Toluca los emperadores aztecas Tizoc, Ahuízotl y Moctezuma Segundo. En la piedra de los sacrificios que está en el Museo Nacional de Antropología e Historia, hay una imagen en que Tizoc se ostenta como conquistador de Toluca.

Los emperadores aztecas entregaron las tierras del Matlatzinco al dominio de sus aliados: Tezcoco, Tlaltelolco y Tlacopa, así como de la familia del Ahuízotl.

En esta época Toluca contaba con 23 pueblos, más el barrio de Yancuitlalpan, después llamado Santa María de las Rosas y San Miguel Totocuitlapilco, San Bartola Tlatelulco y San Jerónimo Chicahualco. Después de la Independencia se le suprimieron estos tres últimosy pasaron a formar parte de la jurisdicción de Metepec.

Como se habrá notado, los nombres de los pueblos de Toluca provienen del náhuatl y no del matlazinca; esto se debe a la conquista azteca, pues los grupos de mexicanos que llegaron a poblar el Valle pusieron a las comunidades los nombre de los lugares de Anáhuatl de donde provenían.

D. La dominación española

En este estado de cosas, llega el año de 1521 y con él la conquista española. Bernal Díaz del Castillo asegura que mientras Cortés asediaba Tenochtitlan, un grupo de otomíes del norte del Estado se presentó ante el conquistador para denunciar que los toluqueños o matlazincas se preparaban para atacarle por la espalda; temeroso de ello, Cortés comisionó al capitán Gonzalo de Sandoval para que, con 60 españoles y más de 60 mil indios, entre ellos los otomíes, atacaron Toluca por sorpresa.

Gonzalo de Sandoval cayó como rayo sobre la ciudad y la destruyó casi totalmente, con lo que se inició la existencia de una ciudad española el 19 de marzo de 1521, razón por la que el nuevo pueblo recibió el nombre de San José. Otro detalle significativo es que la ciudad matlazinca se había dispersado en las faldas de los cerros, en especial el Tolochi, donde se encontraba el templo principal de dios Tolo.

Los españoles, más acostumbrados a los llanos, fundaron la ciudad en los terrenos cercanos al Tolochi, dónde aún existe la Plaza de los Mártires. Cuando Hernán Cortés conoció Toluca y el Valle, notó su gran parecido con la región de Extremadura, en España, de donde era originario; y desde 1529, cuando por primera vez pidió a Carlos V la merced de las tierras que formaron el marquesado del Valle de Oaxaca, incluyó en su feudo a nuestra ciudad y sus alrededores en esta forma Toluca aparece en la historia castellana por primera vez, consignada en la real cédula dada a Barcelona el 6 de julio de 1529 por el rey católico, dentro de la donación hecha a Cortés como gobernador y capitán de la Nueva España. La posesión que le fue confirmada a su hijo Martín Cortés y Ramírez de Arellano, a partir de 1647. Es así cómo Toluca pasó a ser Villa y corregimiento de Toluca hasta fines del siglo XVIII.

Marco Teórico

Marco Teórico

Sabemos que Identidad cultural es el (sentimiento de) identidad de un grupo o cultura, o de un individuo en la medida en la que él o ella es afectado por su pertenencia a tal grupo o cultura.

Características e ideas comunes pueden ser claras señales de una identidad cultural compartida, pero esencialmente se determina por diferencia: sentimos pertenecer a un grupo, y un grupo se define a sí mismo como tal, al notar y acentuar las diferencias con otros grupos y culturas es por ello que en cualquier proyecto de identidad se debe identificar el nosotros y ellos. Cualquier cultura se define a si misma en relación, o más precisamente en oposición a otras culturas. La gente que cree pertenecer a la misma cultura, tienen esta idea porque se basan parcialmente en un conjunto de normas comunes, pero la apreciación de tales códigos comunes es posible solamente mediante la confrontación con su ausencia, es decir, con otras culturas.

Nos enfrentamos diariamente al pesimismo, al escepticismo de todas las generaciones que conviven en la actualidad y a la incomunicación existente entre ellas. Falta el discurso vinculante, falta de criterio unificador con que interpretar la realidad, pero, por sobre todas las cosas, falta la voluntad social, comunitaria de hacerlo. Cualquier individuo es prescindible y, lo que es peor aun, como consecuencia de ello, no se sabe a qué grupo se pertenece.

La acción humana requiere siempre proyectos que la orienten; y así, es posible pensar la identidad cultural cuando me reconozco parte fundamental, imprescindible y responsable de la efectivización de los proyectos desde el lugar donde realice mi obrar: educación, política, administración, etc.

Como dice Adorno, no hay valor para pensar el todo, porque se duda en poder transformarlo, se trata de seguir intentando. El primer camino será el reencontrar el sentido de la experiencia de pertenecer a una comunidad sabiendo que los sistemas de exclusión son tan fuertes que han llegado a erosionar las bases mismas de la cultura.

Hay una relación estrecha entre cultura e identidad, por eso si se asimila la cultura a una cuestión "natural", la identidades se pueden llegar a entender como algo dado que queda marcado casi indeleblemente. Lo importante de buscar las raíces, la autenticidad de la identidad cultural que aparece como esencia, como una condición inmanente del individuo. La identidad cultural aparece como consustancial una cultura particular y se busca establecer la lista de los atributos culturales que sirven de base a la identidad colectiva, la esencia del grupo.

Así, la identidad cultural de una persona se enmarca en una identidad global que "es una constelación de identificaciones particulares en instancias culturales distintas". La identidad es una construcción social y por lo tanto su complejidad es innata y participa de la propia heterogeneidad de cualquier grupo social; de hecho, como indica Cuche (1996: 91-92 y s.), la identidad no puede considerarse como monolítica ya que eso impediría comprender los fenómenos de identidad mixta, frecuentes en toda sociedad.

En este sentido, Weber (1979) insiste en que los individuos cuando están dentro de una comunidad se sienten subjetivamente como individuos con características comunes; a partir de aquí se puede derivar una acción comunitaria positiva o negativa en relación a otras comunidades (a otras identidades) que se ven y se viven como diferentes.

La memoria cultural igual que la memoria individual está asociada a los lugares. Lugares donde ha ocurrido algún suceso significativo se repite regularmente.

Por otra parte, la identidad social nunca es unilateral, necesita la interacción. En este sentido, tanto las identidades sociales individuales como colectivas pueden ser comprendidas utilizando un modelo dialéctico procesual, externo e interno. Ello supone, en cierta manera y según Jenkins, una alternativa más completa a la disyunción persistente en la teoría social entre lo individual y la sociedad, la acción y la estructura, etc.

Aunque la construcción de la identidad sea un proceso, ello no implica necesariamente una secuencia, sino que hay dimensiones simultáneas según se vaya dando la práctica social, es lo que Jenkins denomina "momentos de identificación" y le permite asegurar que en este modelo dialéctico el foco está sobre la síntesis.

En todo caso, la identidad comunitaria enfatiza la situación grupal, destacando la cohesión y la solidaridad existente entre sus miembros que se identifican con dicha comunidad. En este sentido, Weber (1979) insiste en que los individuos cuando están dentro de una comunidad se sienten subjetivamente como individuos con características comunes; a partir de aquí se puede derivar una acción comunitaria positiva o negativa en relación a otras comunidades (a otras identidades) que se ven y se viven como diferentes. La idea de comunidad se concreta en un terreno más controlable o controlado. Se da una cierta tendencia a cerrar comunidades, pero ello no quiere decir que no se de la existencia de "comunidades de intercambio social" (no endogámicas) según las costumbres o hábitos enraizados en cada comunidad. De hecho, la identidad comunitaria se basa sobre todo en la "conciencia de comunidad" existente que fomenta la imitación entre sus componentes, facilitando, a la vez, la identificación.

Hay también consideraciones que retoman la idea de identidad comunitaria para destacar las posibilidades democráticas y solidarias en un mundo complejo y difícil. El problema reside precisamente en abocar a la gente advierte del peligro de las llamadas "políticas de identidad" que refuerzan la idea de las diferencias grupales como totales, se describe a los otros grupos como el enemigo y se olvida que todos son miembros de una única sociedad. Dicho autor intenta recuperar la idea comunitaria como núcleo de interrelaciones solidarias, pero no como un enquistamiento grupal de unos contra otros. Es más, utiliza el término "sociedad comunitaria" para designar esa propuesta de articular valores comunitarios sin perder de vista la sociedad global, o mejor dicho, desarrollarnos en ella en el caso que nos ocupa de los Centros Históricos estos serían el tótem o el elemento común de identidad, son espacio urbano Histórico pero también son emoción y vivencias comunes, es por eso importante rescatar Historia y espacio, el resto lo hace la imaginación social al relacionar pasado con el yo Psicológico.

Primera reunión nacional de centros históricos de México

Introducción

La ciudad de Toluca es actualmente quizá uno de los desarrollos urbanos más representativos de lo que esta pasando en toda la Republica Mexicana donde por una parte existe un alto desarrollo económico pero simultáneamente ese mismo desarrollo esta propiciando presión sobre diferentes aspectos del tradicional desarrollo cultural del Valle de Toluca, que actualmente sufre un cambio de estilo Social Político y Económico y donde se están repitiendo los modelos de desarrollo, que se parecieron en el Estado de México en los años 70 s con el crecimiento inusitado de lo que es Ciudad Nezahualcoyotl y donde como consecuencia de esa invasión de la mancha urbana se padeció la perdida del Lago de Texcoco.

En los años 80 s no se pudo detener este crecimiento macro encefálico y la mancha urbana invadió el Valle de Cuautitlán, época en que se desarrollo el proyecto Cuautitlán Izcalli, y se construyo un centro de integración social, se pretendió realizar actividades que propiciarán crearle, una nueva identidad, a los colonos que recién llegaban, dentro de este proyecto tan importante el rescate de la vieja Hacienda de la Venta y algunas otras edificaciones con significancia histórica, sin embargo no se logro crear una identidad, en torno a los elementos históricos que se encontraban en el Valle, ni se aprovecho la riqueza histórica que significo el viejo Cuautitlán.

Por lo que se refiere a la zona metropolitana del Valle de Toluca, es sabido que hasta 1970 predominaba la especialización de la población en actividades agrícolas, en este sentido, forma parte importante del patrimonio cultural de la Ciudad de Toluca, el rescate de los restos que quedan de las haciendas ganaderas y agrícolas, que dominaban la economía de la región.

A partir de la década de los 70’s la población se ocupa en actividades secundarias y terciarias y actualmente se habla de una población en el Valle de 1’050,000 habitantes con un asentamiento industrial de 2367 industrias que representan el 16% del total industrial, las presiones sobre el uso del suelo y los recursos naturales como el agua, el bosque, el suelo y el aire representan un carga no solo sobre la identidad vieja y también en la calidad de vida de los habitantes y en una perdida del sentido de identidad entre la ciudad y los habitantes, acostumbrados a vivir social y familiarmente la ciudad dentro de un circulo de escasos 3 ó 4 kilómetros a partir de nuestro centro histórico, que a pesar de los cambios de que se quejan los lugareños, sigue siendo un lugar que contiene una gran cantidad de vestigios históricos, principalmente en Iglesias, edificios y algunos elementos urbanos que se conservan a pesar de la modernidad. Lamentablemente, la ciudad pierde rápidamente espacios urbanos que forman parte de su patrimonio cultural, dicho patrimonio no esta necesariamente protegido por la legislación vigente. Se requiere reconstruir la identidad local desde los elementos históricos objetivos y subjetivos, con el objeto de hacer más manejable el Gobierno y la convivencia social así como los proyectos de desarrollo urbano que se planean.

Lo que pretendemos, es mostrar los elementos o teorías más importantes sobre la identidad comunitaria, para a través de este conocimiento, en una liga con el tiempo histórico de la ciudad, encontrar elementos comunes de rescate y preservación del patrimonio cultural arquitectónico, las tradiciones y los habitantes de la ciudad. La investigación de estos temas y el análisis de las variables que oscilan entre la historia la ciudad y el tiempo moderno, propiciaran que los ciudadanos de Toluca, convivan en el tiempo presente con su pasado histórico.

Señala Nestor Arteaga Botello en su libro "Socialidad y Vida Cotidiana en la Ciudad de Toluca" que "La ciudad no es un todo uniforme, sin fisuras. Es más bien, una unidad compleja, compuesta de territorios y espacios materiales e imaginarios; la heterogeneidad y la diferencia se mantienen en una equilibrada armonía no carente de fricciones. Por el contrario, la multiplicidad de fuerzas en tensión, de los elementos heterogéneos que interactúan forma el ser de la ciudad y la sociedad. No es concebible una sociedad uniforme; plantearla así no es más que no ver lo plural, lo disperso; sin embargo, ¿qué mantiene a la heterogeneidad social unida? La respuesta tentativa aquí es: la sociedad o el imaginario social. En otras palabras, la comunión social alrededor de determinados símbolos, imágenes, ideas, "un sentimiento de estar codo con codo".

Un determinado territorio, señala el actuar del estado al establecerse como altar, se instituye como centro de identidad de un determinado grupo. Este grupo les permitirá a los individuos que lo conforman impregnar el mundo de sentido.

Una tribu pone de ejemplo, se instituye como tal, a través de la identificación de los individuos en un territorio y sobre alguna imagen específica (tótem) común que da al mundo una sensación de fantasía. Esto persiste hasta nuestros días. Los graffittis, por ejemplo, demarcan un territorio y son una señal de identificación. A través de ellos se ordena el mundo social.

En las antiguas tribus el presente es el tiempo sobre el que se asegura la identidad, y donde las preguntas ¿qué somos?, ¿a dónde vamos? Reciben respuesta.

"El mismo proceso se presenta en la actualidad. La indumentaria, los espacios de comunión social, la música, ciertos símbolos, un partido de fútbol, los graffitis, etc., instituyen tribus más o menos durables, que permiten la identidad de los individuos a través de un símbolo, una ética o una estética común, insertándose en el presente como suelo firme de una identidad".

La sociedad no busca una identidad futura, dice Arteaga Botello necesita e instituye su identidad "aquí y ahora"; se olvida del pasado, no rescata sus raíces y busca una identidad que le permita sobrevivir en la dinámica de la cotidianidad. El hombre genera, en este sentido, como bien lo ha señalado Octavio Paz, una Moral, una Política, una Erótica y una Poética del tiempo presente. El horizonte histórico comienza a cerrarse sobre el tiempo del ahora".